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CARTAS AL DIRECTOR

La conspiración del talento

El texto de Joan B. Culla i Clará La conspiración del talento (EL PAÍS, 28 de diciembre) habla de "una vasta conspiración" de seres talentosos que tienen en común la "condición judía". Solo desde hace unos años, desde que he vuelto a vivir en España, he oído hablar de este concepto vago de una "condición judía", pero nadie me ha podido explicar lo que es. En Estados Unidos, donde la población judía es muchísimo mayor que aquí, nunca he oído término semejante. Las emigraciones y exilios a los que se refiere el autor no pueden ser los factores que definen dicha "condición", pues entonces millones de personas de cualquier nacionalidad, etnia y religión compartirían esta "condición judía". Hasta dentro de un grupo de personas que se autoidentifican como judíos hay incontables diferencias: religiosos, ateos, ortodoxos, asquenazíes, sefardíes, neoyorquinos, parisienses... Y esas son las diferencias a brocha gorda; luego está, evidentemente, la experiencia de cada individuo, su educación y sus intereses. Teniendo esto en cuenta, no ha de sorprender que no haya un grupo judío homogéneo.

No sé si se puede contar con el talento para vencer el odio. Hace unos años invité a Tony Judt a mi universidad en Estados Unidos para dar una conferencia en una serie sobre el antisemitismo. Dejó claro que el antisemitismo siempre ha ido ligado a la ignorancia. Su charla se centró en la educación. Explicó que en la Inglaterra donde él se educó, no se enseñaba nada sobre la historia judía -ni siquiera sobre el Holocausto, tan reciente en esa época-.

Culla destaca el antisemitismo español reflejado en encuestas recientes, y me pregunto: ¿Hasta qué punto ha cambiado la educación sobre temas judíos en España en las últimas décadas? La educación es clave para combatir el odio, y tiene que ser la base para que se acepte a cualquier persona de cualquier etnia, raza o religión, y no solo a los que tienen éxito, que dejan de ser excepcionales en comparación con el resto del mundo, judío o no.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de enero de 2011