El problema no son siempre los perros, sean o no de las razas potencialmente peligrosas, somos en muchos casos los humanos, como casi siempre. Como amante de los animales, y en especial de los perros, me molesta mucho que por lo general no sepamos ver que no siempre el problema está en el animal.
La solución podría ser establecer un programa nacional gestionado a través de los veterinarios, por ejemplo, para establecer unas conductas mínimas de comportamiento con nuestras mascotas, educar antes que legislar, y algún programa específico para los dueños que hayan tenido ya algún problema. En mi ciudad, Logroño, el exceso de control con los perros, horarios de suelta, vigilantes específicos, policía local, causa mucho rechazo en los dueños y el Ayuntamiento gasta mucho dinero en apenas unos miles de ciudadanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de enero de 2011