Hungría acaba de asumir la presidencia de la UE y ya ha recibido dos amonestaciones de Bruselas: una por una ley contra la prensa y la otra por aumentar la presión fiscal sobre empresas comunitarias. El mal arranque de Budapest abre una nueva crisis en una UE ya sin rumbo y con escasa credibilidad.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de enero de 2011