Cuando pensamos que la tele iba cuesta abajo y que Twitter era solo una moda, parece que los números se han empeñado en llevarles la contraria. Por ejemplo: 2,3 millones de tweets cuando Justin Bieber (en la foto) y Kanye West aparecían en pantalla en los recientes premios MTV. O dos millones para el final del cautiverio de los mineros chilenos. Y hablamos solo de EE UU. A los jerifaltes de CNN, MTV o Google les han faltado piernas para perseguir a Chloe Sladden, la directora de la división Media Partnerships de Twitter. Sladden, la primera en atisbar la magnitud del negocio, se deja de momento querer por todos, pero son pocos los que dudan de que Twitter TV (un binomio que sublimará la interactividad que tanto ama el espectador moderno: eso tan irresistible que supone hablar de un programa mientras lo estás viendo) está al caer y que su llegada como un todo supondrá un empujón a un sector algo decaído por la llegada de las nuevas tecnologías. En España, el último ejemplo de la potencia twittera de la tele pudo verse con la emisión de la serie Felipe y Letizia, una demostración más de que el–futuro invento no tiene fronteras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de enero de 2011