Tao Lin (Nueva York, 1983) es un tipo capaz de elaborar un artículo en Internet desgranando un top 10 con las frutas que peor sirven para masturbarse y conseguir el efecto de una felación. La contundente premisa acaba derivando en un estudio empírico entre gélido y naíf. En su imaginario, los trastornos de ansiedad, los efectos de las drogas, las relaciones a través de una pantalla líquida y la obsesión por los hámsteres adquieren igual dimensión.
El Douglas Coupland de la generación yo, Bret Easton Ellis por chat, el Kafka de la era Facebook, la Biblia de la generación iPhone... Su breve obra le ha situado ante los medios como paradigma de la posmodernidad 2.0. Hasta tal extremo que Eliot Weinberger, de The London Review of Books, llegó a citarlo como referencia en una crítica sobre la autobiografía de Bush comparando las "declaraciones anestesiadas" del ex presidente con las voces de los personajes de Lin.
En marzo, la editorial Alpha Decay publicará su quinta obra (la primera traducida al español), Richard Yates, donde su mirada simultáneamente viva y narcotizada se posa sobre los amores improbables y las soledades compartidas a través de Gmail.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de enero de 2011