Hace unos días, Josep Ramoneda sentenciaba que "habrá que encontrar fórmulas para que los herederos de un artista no vivan 70 años del cuento"; el 5 de enero Jesús Mosterín se hacía eco de esta opinión.
Lo cierto es que la abolición de la herencia es un irreprochable principio socialista. Pero no hay razones para limitarlo a la propiedad intelectual: también habrá que encontrar fórmulas para que los herederos de la propiedad inmobiliaria no vivan del cuento, y no digamos los herederos de empresas, o de bancos, o de paquetes de acciones, o de abultadas cuentas corrientes... los herederos de propiedad en general (salvo los pequeños objetos de valor sentimental). Por coherencia político-moral, ¿verdad?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de enero de 2011