Al parecer, la barrera que fija el Pacto de Toledo para poder abandonar el mercado de trabajo es haber cotizado un mínimo de 35 años, y se constata que la mitad de los nuevos pensionistas han cotizado más de 36 años. Se dice también que el Gobierno ampara y les permite, o va a permitir, hacer una excepción para poder jubilarse antes de los 65 años a aquellos con "largas carreras de cotización". Si entendemos entonces por "largas carreras de cotización" aquellas que sobrepasen los 36 años de cotización, ¿cómo se puede llamar a otras en las que se lleve más de 46 años cotizados? ¿Por qué no se permite a todos los que tienen este bagaje de cotización y que no han cumplido 65 años de edad el poder acceder a una más que ganada pensión sin ningún tipo de penalización con independencia de su edad? En la actualidad tengo 61 años, empecé a trabajar como tantos de mi generación a los 14, me encuentro en el paro y, por descontado, dada mi condición de autónomo no cobro absolutamente nada. Estoy dentro del anterior supuesto, y me puedo jubilar, sí, pero asumiendo el 8% de penalización por cada año que lo haga antes de los 65 años. El pasado abril lo intenté. Me ofrecieron 565 euros/mes. Dado el "generoso" ofrecimiento que me equipara a prestaciones "no contributivas" (con el consiguiente escarnio y agravio comparativo que ello me produce), no me ha quedado más remedio que seguir cotizando hasta los 65 años... o más, y llegar a los 50 años cotizados para poder recibir una prestación, esta sí, contributiva, que a duras penas llegará a la categoría de mileurista. Si esta situación, a todas luces entiendo que injusta, no la remedian los acuerdos que se hayan gestado en el seno del Pacto de Toledo, o en su defecto el Gobierno, yo dudaré de la equidad de estos acuerdos. Y los que estén en la misma o parecida situación que la mía seguro que también.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de enero de 2011