Es un poco pronto para lanzar críticas a la reforma de ampliación de la edad de jubilación sugerida por el Gobierno. Aun así, me gustaría que se reflexionara sobre un detalle. El equipo del señor presidente nos invita a una reforma del modelo productivo español que se base en la investigación y la alta cualificación de sus ciudadanos. Es por tanto llamativo que nos proponga que solo aquellos que han cotizado 41 años (desde los 24) puedan jubilarse a los 65 y solo aquellos que han cotizado 37 (desde los 28 o 30) puedan cobrar toda la pensión.
Si tenemos en cuenta a un estudiante modelo que realiza un estudio universitario de Grado de cuatro años, más uno de máster y quiere profundizar en investigación y convertirse en doctor (supongamos que tienda a tres o cuatro años la consecución del título) nos ponemos en 26 o 27 años de edad. En el mejor de los casos, ningún doctor español podría jubilarse a los 65 años. Ni siquiera los más afortunados de ellos. Los que han obtenido una beca pública de tipo FPI. Pues esta consiste en dos años de becario y dos de contrato. Y yo me pregunto, en este nuevo sistema productivo de I+D+i, ¿quién elegiría investigación antes que ladrillo?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de enero de 2011