Dicen, que en la convulsa España de principios del siglo XX, los "malpensados" españoles de la época, con motivo de las expropiaciones que propició la creación de Campsa y la monopolización del mercado, muchos creyeron ver en ello una maniobra de los ministros del Gobierno para enriquecerse. Desde entonces la política y la empresa han sido mundos con inmerecida mala imagen, son cosas de los españolitos, que vemos "fantasmas" y cosas raras en cualquier inocente operación empresarial.
Actualmente también pasan cosas así, "casualmente" la mayoría de los políticos que son llamados a "un retiro dorado" en los consejos de administración de las multinacionales españolas, casi siempre -otra casualidad- suelen ser para empresas energéticas a las que los Gobiernos de los que formaron parte esos mismos políticos, jamás pusieron pegas a la hora de subir sus tarifas por encima del IPC. Eso sí, los generosos sueldos que cobran estos políticos reconvertidos en "asesores" -sin conocimiento alguno en esos sectores- salen de los beneficios que obtuvieron esas empresas cuando pudieron subir sus tarifas con el beneplácito de los Gobiernos de turno.
Tiene lógica ¿verdad? Mientras tanto los sumisos consumidores seguiremos pagando religiosamente la luz, el gas, el agua, el teléfono, la gasolina, etcétera..., al precio que haga falta, todo sea por el futuro de nuestros prohombres de Estado.
Cada día lo tengo más claro, las casualidades no existen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de enero de 2011