Por este salón de pasos perdidos, si tiramos por los diarios de Andrés Trapiello, el editor de este libro del profesor Mainer, que reúne trabajos ya aparecidos todos ellos, o casi, en la valiosa revista Turia, o por esta galería de pasos contados, si escogemos las memorias -espléndidas- de Corpus Barga, nos encontramos con retratos de perfil o de cuerpo entero. Retratos de familia (no solo los Baroja), bodegones, paisajes -románticos o no-, y no de a vuelapluma, grisuras de fotomatón, de aquí te pillo. Retratos, pues, que son paisajes del alma de un escritor, con su entorno, tiempo e intemperie; retratos valiosos, generosos, consustanciados. Para ponerlos en pie Mainer se sacude de los hombros la caspa de la erudición a la violeta, como acostumbran algunas prosas universitarias, y gusta, en sus textos, sí del rigor, del dato preciso, pero también de la frase bien hilvanada con hilos de colores. Así sobre Baroja, que es terreno para él nada hostil, y a vueltas sobre si música sí, música no en los del 98 (para usar el tópico, aunque no le sea simpático) escribe por ejemplo que "a Baroja le fascinaban como a un recluta las mujeres de alcurnia" (y me gusta lo de "golpes de abanico sobre el mullido escote de las señoras", y así). Y circulan en este tiovivo algunos próceres del 98 -por simplificar- , del 27 -para entendernos-, del exilio: Sender, por aragonés y por merecer mejor suerte póstuma, Max Aub y su soledad, Ayala en toda su lucidez, Bergamín aquí y allá: pura pirotecnia, Ramón en su enormidad. Y además Sánchez Mazas, Eugenio o Eugeni d'Ors, y lo que valía para Baroja vale ahora para D'Ors; pues se ocupa del fino estilista y acaba de fondo el pujolismo, de Jordi Pujol, aunque a Castellet le cita -de sus memorias- en catalán, como es de recibo. Cernuda y su conmovedor perfil. O Alberti: el de Mainer aquí tiene para mi gusto más aristas, más matices que el de Trapiello en su extraordinario y ¿definitivo? ensayo sobre Las armas y las letras. En fin, una galería de retratos agavillados, que es un placer (re)leer, de Maestro Mainer, y dicho lo de Maestro no en el tono burlón que utilizaba Alberti en Imágenes para referirse a Ortega, por unos versos rechazados, quizá, en Revista de Occidente. El de Mainer es otro magisterio.
Galería de retratos
José-Carlos Mainer
La Veleta. Granada, 2010
325 páginas. 25 euros
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de enero de 2011