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Crítica:II Bienal Iberoamericana de Diseño | ARTE / Exposiciones

La realidad como reto

Hace ya años que el arquitecto Giulio Cappellini, propietario de las productoras de muebles más vanguardistas del mundo y descubridor de talentos como los hermanos Bouroullec, habla de las sociedades no completamente industrializadas como el último reducto donde encontrar hoy un diseño fresco e inspirado. La Segunda Bienal Iberoamericana de Diseño demuestra que Cappellini da en el clavo. La suma de dispares que reúnen las 400 obras seleccionadas por la bienal que coordina Gloria Escribano tiene como denominador común haber aceptado la realidad como reto. Y esa condición iguala a los diseñadores de hoy con los pioneros del siglo XX. ¿Quiere eso decir que sólo tiene cabida un diseño sostenible, austero, propositivo y necesario? Quiere decir que todavía es posible hallar esos atributos entre los trabajos de muchos profesionales.

II Bienal Iberoamericana de Diseño

Matadero de Madrid

Paseo de la Chopera, 14

Hasta el 31 de enero

"Diseño para el desarrollo y diseño para todos" es el doble lema de esta bienal. Y de la mano de algunos inventores, como los chilenos Rodrigo Walker y José Pablo Sanfuentes -que insertan una cápsula de savia en el rabo (escobajo) de los racimos de uva recién cortados para alargar su vida hasta 60 días-, se podría añadir también el lema de "diseño para todo". También el peruano Sergio Guzmán presenta un Tejido estructural económico, realizado con gomas elásticas y elementos reutilizados (tubos de cartón o botellas de plástico), provenientes de distintas industrias, para resolver espacios efímeros con celeridad. Además de inventos reales, la bienal congrega propuestas -como el Sistema de configuración de ataúdes para exportación que el chileno Pablo Zúñiga ha ideado con una mentalidad logística cercana a la de Ikea- y hechos: como la magnífica lámpara para fluorescentes Siluet, de Benedito Design, o el grafismo político del Grupograpo argentino que no necesita explicaciones.

Quienes ven donde otros no llegan y quienes aportan donde otros han dejado de ver se dan cita en esta valiosa bienal. Y es desde el diálogo entre artesanía e industria desde donde el sello iberoamericano, como marca con denominación de origen, podría aportar en el marco de la industria global. La muestra podría ser, en todo caso, discutible en algunos premios, pero es sobresaliente en su capacidad de convocatoria, en su selección de piezas y en la radicalidad de su propuesta. El económico montaje de Estudio Lanea, con cajas de cartón, hace creíble la posición real desde la que el diseño iberoamericano quiere hablarle al mundo.

Aprender de los errores, no rehacer los mismos caminos trillados, valorar lo imperfecto como singular en lugar de despreciarlo, recurrir a las tradiciones y aprovechar los materiales locales es el mensaje que lanza esta muestra. Se trata de un diseño que exprime las ideas y que demuestra que, aprendida la lección de los antecesores y conscientes del mundo para el que esperan trabajar, muchos proyectistas iberoamericanos saben que lo que tengan que decir lo harán con los pies en el suelo. Más allá de la legendaria necesidad de desarrollar las industrias locales, la ambición de la mayoría de estos trabajos es aún mayor: quieren cambiar la vida de la gente.

www.bid-dimad.org

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de enero de 2011