A sus 78 años, Fued Mebaza ha asumido la presidencia de Túnez después de llevar toda su vida adulta en las filas del partido gobernante, al que se unió antes de la independencia del país, en 1956. Discreto y obediente, es muy posible que Mebaza jamás se imaginara ocupando el sillón de sus mentores: Habib Burguiba y Ben Ali, a quienes sirvió sin levantar la voz.
Presidente del Parlamento desde 1997, Mebaza se acomodó bien en un cargo tan figurativo como la misma Cámara, que bajo la bota de Ben Ali nunca cumplió su deber de defender los derechos de los tunecinos. El Parlamento y su presidente se limitaron a ser meras comparsas de los designios de Ben Ali.
Mebaza fue durante mucho tiempo alcalde de Cartago, la histórica ciudad que se encuentra en las cercanías de la capital, en la que se levantan las extensas villas de las grandes familias tunecinas y la sede de la presidencia de república. Allí fue donde entabló su estrecho contacto con Burguiba, que pronto le ofreció diversos puestos gubernamentales. Tras el golpe palaciego de Ben Ali, la primera cartera que le ofreció el nuevo presidente fue la primera que había tenido Mebaza. Así, fue dos veces ministro de la Juventud y del Deporte, en 1973 y en 1987.
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También estuvo al frente de otros dos ministerios, Salud y Cultura, entre 1978 y 1981.
La fidelidad y la docilidad han sido las dos grandes características de este anciano convertido de golpe en jefe de Estado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de enero de 2011