Por encargo y a regañadientes creó el italiano Gioacchino Rossini su Stabat Mater. En su madurez creativa, el compositor recibió del clérigo español Manuel Fernández Varela la petición de una pieza litúrgica que compitiese con otro Stabat Mater, el de Pergolesi.
Clásica pero agónica, de una solemnidad rossiniana que solo puede expresarse a través de una tremenda orquestación, esta pieza rica en matices y colores resultó en su época ostentosa para ser una obra sacra.
Esta vez será el Auditorio Nacional el que acoja esta pieza monumental que refleja el dolor de la Virgen María ante la cruz, con las voces de Ainhoa Arteta -que por fin se atreve con el repertorio sacro-, María José Montiel, Ismael Jordi y Nicola Ulivieri.
La orquesta y el coro de la Comunidad de Madrid serán los encargados de interpretar mañana el Stabat Mater de Rossini hasta el Amen. In sempiterna saecula final, una fuga de regusto mozartiano con la majestuosidad que caracteriza al genio de Pésaro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de enero de 2011