Pido disculpas por el dolor que está causando mi tweet. Quiero aclarar que no soy antisemita ni negacionista. Cualquiera que conozca mi trayectoria, ya sea escrita o en medios audiovisuales, podrá comprobar que jamás me he acercado a esas posturas que condeno radicalmente.
El tweet que ha levantado la polvareda no es la declaración de un revisionista, es la parodia de una actitud así. Y lo reitero por si acaso: no soy negacionista, no soy antisemita.
Lo siento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de febrero de 2011