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Entrevista:EL ACENTO

Cristo y las hormigas

Hasta hace poco se podía ver en la National Portrait Gallery, del complejo cultural Smithsonian de Nueva York, el vídeo A fire in my belly (Fuego en mi vientre) del artista David Wojnarowicz. Formaba parte de una exposición que muestra el papel que han jugado las diferencias sexuales y el deseo a la hora de representar los múltiples rostros de Estados Unidos desde el siglo XIX hasta finales del XX.

Wojnarowicz realizó su trabajo entre 1986 y 1987 y lo localizó en México: montó imágenes de películas sobre sus calles y sus gentes, las pirámides precolombinas y muchos de sus espectáculos populares (lucha libre, peleas de gallos, corridas de toros, el circo...) para expresar cómo la violencia, la muerte y el dolor forman también parte de la vida. Quería manifestar así la falta

de sentido de silenciar (unos labios cosidos: otra imagen de su trabajo) el sida. De esa enfermedad murió el artista en 1992.

En la grabación hay un par de instantes en los que un puñado de hormigas pasea sobre el cuerpo de un Cristo crucificado. ¡Horror!, dijo una bloguera de la organización conservadora Media Research Center. Y en 24 horas el trabajo de David Wojnarowicz desapareció de la exposición.

Qué pasó? La Catholic League for Religious and Civil Rights hizo circular por Twitter el comentario del blog y pidió que se exigiera por correo electrónico la renuncia de G. Wayne Clough, el secretario del Smithsonian. La bola se puso en marcha y la indignación sobre el vídeo fue multiplicándose de manera exponencial.

Al rato, dos líderes republicanos salían en televisión echando pestes contra la exposición y contra el artista.

Ninguno de estos caballeros había visto la cinta de Wojnarowicz, pero estaban furibundos. Es la marca de la actual crispación que se extiende como una enfermedad: arremeter contra el mínimo signo que cuestione nuestros principios. Las identidades se cierran sobre sí mismas, y todo lo demás es la peste. Nada de curiosidad, ni de espíritu crítico, ni de afán por ponerse en el lugar del otro.

Las nuevas tecnologías que permitieron que se censurara a Wojnarowicz, propagaron también la defensa de su libertad como creador. Y el MoMA compró el vídeo para su colección permanente. Las hormigas seguirán paseando.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de febrero de 2011