Se fue de uno, de dos y de tres para alcanzar el área técnica del Madrid. Marcelo no se detuvo ni para celebrar su primer gol en 2011, más allá de repostar con un trago de agua. Toda una locomotora sin frenos. Marcelo, como lateral, medio y extremo. El mejor recurso para su equipo, toda vez que Casillas fue expulsado a los dos minutos por un contacto con Callejón -Marcelo se quedó como capitán-, toda vez que Cristiano arrancó desde la banda para dejar el pasillo a los desdobles del 12, como en el gol.
No fue un día sencillo para Cristiano, que se cobró la enemistad del público en el calentamiento con tres disparos seguidos y desviados que impactaron en los aficionados. Tampoco le ayudó Kameni, que le detuvo sus sucesivas intentonas de gol. Incluso discutió con Arbeloa, que tenía las funciones defensivas en el entrecejo y le recriminó su escasa ayuda. Por lo que CR7 volvió a su costado, donde el entendimiento con Marcelo es tremendo. Ahí se defiende con el ataque. Así lo exigió Mourinho, con las manos en los bolsillos de la gabardina a excepción de los momentos en que garabateaba en su pequeña libreta. Reaccionó Mou, en cualquier caso, con presteza ante la expulsión de Casillas para quitar a Di María y poner a Adán, que debutaba en la Liga tras sus estrenos en la Liga de Campeones (ante el Auxerre jugó media parte por lesión de Dudek) y la Copa (frente al Levante).
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Ya con el traje del equipo, Casillas vio el partido con los no convocados del Madrid, tras el banquillo blanco, y aún con el brazalete porque se le olvidó quitárselo con el enfado de la expulsión. Por lo que Marcelo, capitán entonces, celebró su gol sin brazalete -lo llevó en la segunda parte-, pero con una buena carrera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de febrero de 2011