El semanario alemán Der Spiegel publicaba recientemente un interesante artículo titulado Berlín quiere atraer a los parados europeos. Este artículo venía a decir que a la sociedad alemana le hace falta un gran número de personas con calificación profesional y universitaria, y que prefieren que esta mano de obra preparada sea de procedencia europea.
Pues bien, en relación con la temática, hace unas semanas intercambié unas palabras con un joven amigo mío (ingeniero industrial) que actualmente se encuentra en Berlín estudiando y trabajando. Este joven me decía que, últimamente, observaba que en Alemania se ve mucha gente del sur de Europa. Al respecto, habría que indicar que, aquí y ahora, se puede producir un fenómeno interesante sociológicamente hablando. Por un lado, a pesar de la crisis, nos podemos encontrar con que somos un lugar de recepción de inmigración del Tercer Mundo; pero, al mismo tiempo, de emigración de una mano de obra capacitada hacia el norte germánico. Este fenómeno sería bastante negativo, ya que significaría una fuga de cerebros, lo cual podría provocar una consolidación del modelo de bajo nivel técnico y cultural que padecemos en este país; y que, a la vez, es el gran responsable de la macrocrisis estructural actual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de febrero de 2011