Se multiplican los comentarios elogiosos al discurso de Alex de la Iglesia, especialmente desde blogs de ciudadanos internautas amantes del todo gratis. El dimitido presidente de la Academia, tras su vibrante reconocimiento de la importancia de Internet, nada dijo sobre cómo resolver el tema del pago; tampoco sabemos cómo lo formuló en sus propuestas a la ley Sinde, esas que le fueron rechazadas, lo cual dio alas a su dimisión. Los académicos ya están familiarizados con lo de ver películas en el ordenador: para ellos se colgaron especialmente, con clave personalizada, cuantas se postulaban para el Goya. Los académicos incluso emitieron sus votos por Internet... Siguen echándose en falta detalles de la propuesta del presidente.
Por no entender, tampoco se entiende que los académicos hubieran seleccionado También la lluvia como candidata a los Oscar cuando esos mismos académicos, en sus propios Premios Goya, solo le han reconocido méritos a esta película por su música, un actor secundario, y la dirección de producción. Y la más favorita, Balada triste... ¿lo era solo por el maquillaje y los efectos especiales? No se entiende. Una corriente de la opinión sostiene que los premios fueron decididos finalmente por los votos catalanes, disciplinados y unánimes. Puede que así haya sido dado el resultado, pero aún sigue sin entenderse el resto.
Por otro lado, ¿se puede saber qué le pasó al realizador de TVE a la hora del recordatorio de los cineastas fallecidos durante el año, cuya imagen y nombre aparecían en una pantalla? En lugar de dejarla en paz, fija, clara y legible, la cámara sobrevolaba por encima de la sala, mil veces vista ya, mientras los televidentes nos quedábamos in albis sin saber de los finados. ¿Y cómo fue lo del asalto al escenario del pesado de Jimmy Jump, que tampoco se nos dejó ver bien? ¿Y el lanzamiento de huevos a que hizo alusión Jorge Drexler? Cuanto pasó en el camino del foro se nos escamoteó, y tampoco se entiende por qué.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de febrero de 2011