Las revueltas populares que están teniendo lugar en los países árabes son de una enorme importancia, no solo para el mundo árabe, sino para el mundo en general. Estados Unidos se ha querido erigir en árbitro de tales revueltas. Al parecer sin su mediación no se habría podido desalojar a Hosni Mubarak y a Ben Ali. Sin embargo, no debemos olvidar que estos dictadores fueron y son amigos incondicionales de Estados Unidos y su política de "seguridad nacional". Si Hosni Mubarak tardó en caer no fue por la resistencia del expresidente a entregar el poder, sino por el miedo que Estados Unidos, Israel y Europa tienen de que quien lo sustituya no sea obediente a sus "políticas de amistad".
Curiosamente las revueltas populares están teniendo lugar en aquellos países afines a la órbita americana (Túnez, Egipto, Argelia), en los que largas dictaduras amigas se han encargado de enriquecerse a costa de su propio pueblo. Ahora Estados Unidos no solo quiere ser "arbitro", también quiere dirigir y pretende encender la llama de las revueltas en Irán o China; regímenes a los que califican de dictaduras, por el sencillo argumento de que no piensan como ellos. Me pregunto, ¿dónde estará la verdadera dictadura?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de febrero de 2011