Una fiesta que corta el tráfico en la calle de Bravo Murillo es una gran fiesta. El Día de la Dominicanidad reunió a una buena parte de los más de 33.000 dominicanos que viven en la Comunidad. Todo empezó con el himno español y el dominicano, y a partir de ahí el pasacalles se llenó de color con los vistosos diablos del carnaval y sus diferentes trajes en función de la región, las jóvenes majorettes lanzando sus bastones al aire al ritmo de los tambores y las innumerables banderas a franjas azules, blancas y rojas. La fiesta, que había comenzado en la glorieta de Cuatro Caminos terminó en la plaza de la Remonta (Tetuán) con un concierto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de febrero de 2011