La escultura de Julio Bosque es casi una prolongación de su actividad pictórica. Desde que hace una década se embarcara en la tarea singular de recortar y pegar a la superficie de sus obras información de periódicos en diversos idiomas y grafías, Bosque ha pasado con toda naturalidad de los Textos a las Ventanas y, ahora, a las Voces. En ese proceso de traslación, el artista ha abierto otro debate consigo mismo sobre cómo insertar las "voces" en el aire, consiguiendo fijar el susurro y suspender el grito. En la práctica es como "un deseo casi lunático de apresar, aprehender, congelar palabras", para luego, en su reflexión, llevarlas "de un lugar a otro como a plumas de música, de signos y babel", como lo ha descrito el poeta José Luis Parra en la inauguración de la muestra en el Café Malvarrosa, abierta hasta el 5 de abril.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de marzo de 2011