La devoción que sentía Richard Wagner por el maestro de Bonn no tenía límites. El autor de El holandés errante enfermó tras escuchar una sinfonía de Beethoven y, al recuperarse, supo que quería ser músico. Por eso se atrevió a arreglar una de las obras cumbre de la música universal: la Novena Sinfonía. Rara vez puede escucharse en nuestro país este tributo wagneriano para solistas, coro y piano. El próximo miércoles será posible: la Fundación Juan March (Castelló, 77) acogerá a las 19.30 la versión de cámara de la obra maestra de un Beethoven sordo que nunca llegó a escucharla más que en su cabeza -en el estreno, una cantante tuvo que volverlo hacia el público al terminar la obra para que viera que el auditorio estaba en pie aplaudiendo-. El coro de la Comunidad de Madrid, dirigido por Jordi Casas, y con Karina Azizova al piano, abren el ciclo Wagner y su círculo organizado por la fundación, que profundizará en las influencias musicales del alemán durante marzo. Por si faltaban motivos, el concierto es gratuito.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de marzo de 2011