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El policía abatido a tiros tras intentar un secuestro cometió varios atracos

El policía prejubilado que murió tiroteado la noche del viernes en su casa de Fuengirola (Málaga) por otros agentes tras intentar secuestrar horas antes a un director de banco habría cometido "5 o 6" atracos a entidades bancarias de la Costa del Sol en los últimos meses, según fuentes policiales.

Manuel M. R., de 55 años, se negó a abrir la puerta a sus ex compañeros y se enfrentó a balazos con los agentes del grupo de operaciones especiales (GOES) cuando entraron por la fuerza.

El agente prejubilado tenía tres armas en casa, una de ellas con licencia. En el enfrentamiento, uno de los goes recibió un disparo en un brazo. La pareja del fallecido -J. G. B., de 53 años- fue detenida por su participación en algunos de los atracos investigados.

El agente falleció después de siete horas de tensión. Según la policía, a las tres de la tarde acudió a una caja de ahorros situada a escasos metros de su casa e intentó secuestrar al director de la entidad bancaria. Este le despistó tirando las llaves de su coche al suelo y huyó. Acudió a la comisaría y les dio una descripción del sospechoso. Una patrulla dedicada a tareas de seguridad ciudadana le localizó en las inmediaciones.

Le pidieron que se identificara, pero salió corriendo hacia su casa, en la urbanización Torreblanca del Sol, donde se atrincheró. En ese momento, los agentes que formaban parte del operativo supieron que el supuesto atracador era un antiguo policía y que podía estar armado. Pidieron la colaboración de los GOES, bregados en situaciones peligrosas, y una orden judicial para entrar en la vivienda.

El permiso llegó a las diez de la noche, momento en el que irrumpieron en el piso. Manuel M. R. se enfrentó a ellos a tiros. "Debió de sentirse acorralado y se bloqueó. Como policía sabía que era cuestión de tiempo que se llegara a los otros golpes", mantiene una fuente policial.

El agente fallecido llevaba cinco años retirado. Pasó a segunda actividad, situación en la que los policiás pueden seguir haciendo tareas administrativas, pero no le asignaron ningún destino, por lo que ya no tenía que acudir a dependencias policiales.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de marzo de 2011