Las lesiones, las rotaciones, la necesidad o la búsqueda de revulsivos alteran jerarquías y descubren talentos postergados. Es el caso de Kike Sola. El canterano, al que Camacho apenas concedió 72 minutos en cuatro partidos, fue titular por segunda vez este curso por las lesiones de Aranda y Pandiani, marcó su primer gol, participó en los otros dos y desarmó al Racing para prolongar el efecto Mendilibar.
Osasuna buscaba enlazar dos triunfos consecutivos por primera vez esta temporada agarrándose a su firmeza como local y lo logró superando a un incómodo rival que había vencido en sus últimas cuatro visitas a Pamplona. En lo que va de curso, solo el Barcelona ha logrado llevarse el botín de los tres puntos en el Reyno de Navarra. Mendilibar ha revalorizado la apuesta osasunista aumentando el vigor sobre el césped y la comunión con la grada. Además, su apuesta por Sola tuvo premio.
A los veinte minutos, el punta resolvió con prestancia y oficio un centro desde la derecha y, ante el marcaje de Pinillos, embocó el balón desde la frontal del área pequeña. Cuatro minutos después, midió su briosa carrera con la rigidez de Christian, que llegó tarde e hizo penalti. Masoud lo transformó para encarrilar una tarde plácida.
Marcelino movió ficha entregándose al ingenio de Giovani. Pero antes de que el mexicano tomara posiciones, Osasuna amplió la ventaja con un tanto de Soriano en boca de gol que volvió a retratar las carencias defensivas del conjunto cántabro. Un zapatazo de Rosenberg desde fuera del área acortó distancias pero, para entonces, el encuentro ya estaba sentenciado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de marzo de 2011