Mientras el pánico nuclear provoca escalofríos en todo el planeta, un puñado de 50 hombres y mujeres se juega la vida ante el monstruo de Fukushima. De ellos depende la seguridad de todo Japón. Son los héroes que luchan para evitar la catástrofe. Su arma: agua de mar. Expuestos a la radiación y embutidos en trajes especiales, solo ese grupo de ingenieros, técnicos y bomberos se interpone entre el desastre y el resto del mundo. En la central, la sucesión de explosiones e incendios ha afectado gravemente a cuatro reactores y los otros dos están en riesgo. Con la central fuera de control, las nubes radiactivas de madrugada obligaron a desalojar una zona de 30 kilómetros. Horas más tarde, los expertos afirmaron que la contaminación había descendido. Europa se ha comprometido a mejorar la seguridad de sus centrales, pero Alemania anuncia que cerrará 7 de un total de 17. Páginas 2 a 13
MÁS INFORMACIÓN
Editorial en la página 30
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de marzo de 2011