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Necrológica:

Joaquín Calvo Diago, aviador republicano

El estallido de la Guerra Civil dio un vuelco singular a la vida de Joaquín Calvo Diago (Chelva, Valencia, 1919). En el curso de algunos meses pasaría de trabajar en una fábrica de ladrillos madrileña a prestar destacados servicios a la República después de formarse como piloto en la URSS.

Calvo fue uno de los voluntarios que frenaron el avance de las tropas franquistas sobre Madrid tras el golpe militar de julio de 1936. Combatió en los frentes de Navalperal y Las Navas hasta que, en marzo de 1937, ingresó en la Aviación como soldado, iniciando una rápida carrea militar. En junio fue seleccionado para realizar la instrucción de piloto, integrado en la segunda promoción de españoles que recibieron formación aeronáutica en Kirovabad (URSS), la actual Ganja de Azerbaiyán. Fue uno de los escogidos para pilotar el caza Polikarpov I-15, popularmente conocido en España como chato, una de las armas más importantes con las que contó la defensa aérea de la República.

Destinado al frente de Cataluña, sufriría un derribo sobre Belpuig (Lleida), aunque resultó ileso. Tras acabar la contienda, la muerte del capitán Carlos de Haya (as de la aviación del bando rebelde fallecido en el curso de un enfrentamiento con cazas republicanos) fue el pretexto que utilizó el franquismo para juzgara a Calvo por asesinato. Citada como testigo de cargo, la viuda de De Haya afirmó que a su marido no le habían asesinado, sino que había muerto en combate, generoso gesto silenciado por la historiografía franquista.

La democracia reconoció en 1984 el grado de coronel a Joaquín Calvo. En sus últimos años, y hasta 2010, el veterano aviador, fallecido el pasado lunes, fue presidente de la Asociación de Aviadores de la República (ADAR), a la que dio un vigoroso impulso.

Roberto Pando es historiador y fotógrafo de aviación.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de marzo de 2011