Hay circunstancias que convierten un partido convencional en una amalgama de sentimientos. Hasta el pasado lunes, el Unicaja-Real Madrid era simplemente uno de los choques destacados de la 26ª jornada. Desde ese día se convirtió en el partido de Garbajosa. El ala-pívot internacional rescindía su contrato con los blancos y regresaba a Málaga tras mes y medio apartado en el Madrid. El encuentro respondió con más emoción que calidad.
Mientras el público esperaba la primera canasta de Garbajosa para descorchar el champán, era Fitch quien sostenía a los suyos con una impecable actuación pese a la aplicada defensa de Vidal. En los blancos, Tomic martilleaba por dentro y Prigioni manejaba los tiempos. El duelo transcurría igualado cuando se empezaron a acumular las malas noticias para los blancos. Primero, una contractura en el gemelo dejó a Sergio Rodríguez en el banquillo por precaución. Después, un topetazo de Tucker con Archibald en un bloqueo trajo el escalofrío al pabellón. El alero estadounidense abandonó el parquet en camilla y con un collarín. Las pruebas médicas solo apreciaron una contusión en la región dorsal.
Los pésimos porcentajes desde el perímetro mantenían la igualdad y afeaban el marcador electrónico con unos guarismos paupérrimos. Pero el abismo del cronómetro afinó las muñecas. Dos triples consecutivos de Berni y Fitch situaron dos arriba a Unicaja a falta de dos minutos (53-51). Prigioni puso la réplica y McIntyre selló el empate a 30 segundos del final (55-55). Dos tiros libres de Tomic y una decidida penetración de Freeland llevaron el encuentro a la prórroga (57-57). Igual que el curso pasado.
El tiempo extra retrató los despropósitos de ambos equipos. Pérdidas, faltas, tiros erráticos... Desatino y descontrol hasta que apareció Garbajosa con un triple para poner por delante a Unicaja en el último minuto (66-65). Prigioni, eliminado Llull por faltas, acudió al rescate del Madrid y respondió con otro triple estratosférico que pareció cerrar el choque (66-68). Pero entonces surgió McIntyre sobre la bocina para rematar desde los 6,75 la fiesta de Garbajosa y firmar la primera derrota de Molin. "Merece la pena haber venido aquí solo por lo que he vivido hoy", concluyó Garbajosa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de marzo de 2011