Cuatro tiros libres de Fran Vázquez en los instantes más dramáticos de un dramático partido; 10 triples, varios de ellos en momentos en los que el Barcelona estaba entre la espada y la pared, y la decisión de Lakovic, que enmendó la papeleta a Ricky Rubio y Sada en la dirección del juego dieron una primera victoria al equipo de Xavi Pascual, aunque sufrida a más no poder.
Sufrida hasta el último segundo, cuando Diamantidis, un coloso, falló un lanzamiento que podría haberlo cambiado todo. Quedaba solo un segundo y siete décimas. Pero Diamantidis falló lo que habría supuesto la puntilla para un Barça que no se sintió cómodo ante el Panathinaikos.
No tuvo el Barça la fluidez acostumbrada en su juego. Si se impuso fue a base de mucho agobio, de algunas gotas de genialidad, de un desgaste táctico titánico y de un aprovechamiento muy calculado de sus recursos porque, por momentos, naufragó en bastantes aspectos: en los tiros libres, en el juego interior, en las transiciones, en su intento de superar las defensas alternativas del Panathinaikos y en su tentativa de detener el vendaval en que se erigió Diamantidis, que llegó a hacerse amo y señor de la cancha con su dirección del juego y su capacidad resolutiva. Pero Ricky, Sada, Anderson y, al final, Lakovic, Navarro y Vázquez le dieron la réplica en un desenlace dramático a más no poder.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de marzo de 2011