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Dos bandas de la escena 'noise' nipona aterrizan en Ourense

"Vamos contra la tradición japonesa de armonía musical"

"Por una parte, somos músicos. Por otra, embajadores de nuestro país". Lo repite Noa Garcia-Kinasuki, francés y japonés de abuela andaluza, una hora antes del primer concierto peninsular de Umi No Yeah! y Kirihito, dos de las bandas de la nutrida escena noise de Tokyo. Garcia, que habla por los músicos, es uno de los ideadores del documental sobre el ruidismo nipón We don't care about music anyway (2009), de Cédric Dupire y Gaspard Kuentz, proyectado un día antes de su concierto del pasado jueves en Ourense. Por el método de ceder el documental a cambio de bolos asequibles se pagan la gira europea, que empezó en París el 16 de marzo.

Ese día, dos de los ocho miembros de Umi No Yeah! y Kirihito decidieron quedarse en Tokio. "Justo entonces empezamos a conocer cómo era la situación en Fukushima. La respuesta del Gobierno fue muy cauta, la gente se informaba por cadenas extranjeras. Al principio redujeron el número de muertos a unos cientos, para no causar alarma". Como ellos, otros muchos están viviendo allí situaciones "muy difíciles", pero "sigue siendo difícil juzgar lo que ha pasado", dice. Los elogios a la calma del pueblo nipón que se reproducen en Occidente son, en cualquier caso, "una percepción ajena". "La mansedumbre no tiene que ver con Japón. Un japonés nunca alzará los brazos al cielo, como en Turquía, porque eso no se hace en público. El sintoísmo japonés es una religión animista en fuerte vinculación con la naturaleza, es normal que acepten mejor estas cosas, aunque por dentro estén igual de devastados".

El único problema de códigos culturales, en directo, fueron los enchufes. Umi No Yeah! terminaron media hora de actuación en el café cultural Auriense -teclados y guitarra sampleada- con la cantante Tomoko Shimazaki bailando en bikini con la fender puesta. Al rato, el batería de Kirihito, Hayakawa Shunsuke, recordó al público cómo podía ser el noise sin pose, con la inocencia de las primicias. Con un bagaje de dos décadas y cuatro discos desde 2000, Kirihito tocaban por primera vez en Europa. Umi No Yeah!, formado cuando uno de los músicos de Kirihito conoció a la cantante, rechazan grabar. "Consideran que la presencia escénica es tan importante como el sonido, y eso sólo se puede expresar en vivo".

Como parte de una escena con referentes como Incapcitants o Merzbow, Noa Garcia no cree que el japanoise sea una respuesta política a nada en la sociedad del turbocapitalismo. O sí. "Este movimiento se dirige contra la tradición musical japonesa de armonía, melodía y etnicidad", resume el roadmanager. "Eso ya es política".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de marzo de 2011