El régimen sirio de Bachar el Asad está dispuesto a detener a sangre y fuego las crecientes protestas ciudadanas contra la corrupción y en demanda de libertad. Al menos 20 personas murieron ayer en Deraa, capital de las revueltas, y Sanamein, ametralladas por cuerpos de élite que testigos identificaron como integrantes de las guardias presidencial y republicana, dirigidas por el hermano pequeño del presidente. La represión se cebó igualmente en Damasco y en localidades próximas, como Tel, donde se organizaban marchas hacia Deraa. Los gritos contra El Asad se repitieron en las protestas, ahogadas en ocasiones por contramanifestaciones de partidarios del dictador. También en Yemen y Bahréin se recrudecieron los enfrentamientos. En Ammán, capital de Jordania, murió un manifestante. La OTAN ultima sus planes para establecer una zona de exclusión aérea en Libia durante 90 días.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de marzo de 2011