El efecto Gallardón, podrían llamarlo. Dícese de la inyección de ánimo e intención de voto que supone la presencia del alcalde de Madrid en plazas como Tarragona, Salamanca, Asturias, Cáceres o Getxo. A Alberto Ruiz-Gallardón se lo rifan, asegura su director de campaña, Manuel Cobo. Le llueven las peticiones para que salga de la capital y vaya a apoyar a otros candidatos del PP por toda España. "Alberto es un líder nacional", constata Cobo. Pero además es alcalde y candidato, y tiene la mala costumbre de dormir. Resultado: "No se puede ir a todo, así que priorizamos". Pese a elegir con cuidado a qué candidato puede beneficiar más el telonero Gallardón, al final sus compromisos nacionales le están sacando de Madrid al menos dos veces por semana. Ayer estuvo en Toledo; el martes va a Getxo; el sábado, a Sevilla.
Mientras tanto, el candidato socialista, también pluriempleado -hasta el 1 de abril- en calidad de secretario de Estado para el Deporte, dedica la precampaña a recorrer la ciudad. Un día es Carabanchel, otro Usera, el siguiente Fuencarral, Puente de Vallecas, Barajas... Jaime Lissavetzky tiene que hacer honor al lema que acompaña a su foto en los carteles que tapizan el metro: "El alcalde de todos los barrios". "Es una campaña de proximidad, de cercanía a las personas, y eso pasa por los barrios. No quiero que sea solo un eslogan, sino una realidad", afirma. Los fines de semana Lissavetzky se multiplica. Ayer estuvo en Villa de Vallecas repartiendo folletos en los que recuerda todo lo que ha pagado el Plan E en Madrid. Hoy hará lo mismo en Tetuán. Durante la semana, vuelve a ser el secretario de Estado, pese a que algún día se pone "el gorro de candidato" al acabar la jornada. Ha tenido actos a las ocho de la tarde.
Lissavetzky, a diferencia de Gallardón, no tiene nada que inaugurar. Sus posibilidades de conseguir la foto en los medios son mucho menores. Pero no es un desconocido en Madrid. Fue consejero de Educación con Joaquín Leguina y secretario general del PSM. Para ganar experiencia municipal se ha propuesto ir barrio a barrio y visitar todos los servicios municipales "para tomar el pulso al Ayuntamiento". A partir del 1 de abril se dedicará a ello a tiempo completo. "Me lo voy a patear todo", avisa.
La frecuencia de los bolos nacionales de Gallardón, en cambio, no disminuirá. El alcalde de Madrid seguirá apoyando a sus compañeros de partido dos veces por semana, asegura Cobo. Irá donde más le necesiten. Municipios en los que se quedaron a un concejal de gobernar, por ejemplo. "Si viene Alberto seguro que gano", cuenta Cobo que le dicen cuando reclaman la presencia del alcalde talismán. "Se podría ir a apoyar a Rita Barberá a Valencia, pero las encuestas dicen que va a ganar de calle". ¿Y la campaña en la capital, en los barrios? "La estamos haciendo", replica. "Madrid Río ha conseguido unir seis distritos". Gallardón acumula ya 24 años en cargos públicos en Madrid (ocho de oposición en la Asamblea, ocho como presidente de la Comunidad y otros ocho como alcalde). "Es cierto que no tenemos que hacer campaña para que le conozcan; esa etapa la tenemos superada", reconoce Cobo. Pero no se están confiando, asegura.
Estas últimas semanas Gallardón ha estado en plena fiebre inauguradora. Hasta cinco trozos diferentes de Madrid Río ha ido a visitar en apenas 15 días. Tenía que mostrar sus grandes proyectos antes de que la Junta Central Electoral se lo prohíba (a partir del día 29): Matadero, el Conde Duque y el Palacio de Cibeles, que se abre al público hoy. "Hasta Semana Santa lo que haremos es explicar qué hemos hecho y dónde hemos gastado el dinero", avanza Cobo. Será ya con las siglas del PP, "actos de partido". El programa electoral, en el que ya están trabajando, se desvelará en mayo. Y mientras tanto, Gallardón sigue con la gestión diaria. A diferencia de la Asamblea, que ya ha acabado el periodo de sesiones, en el Ayuntamiento aún quedan comisiones y un pleno más. También Gallardón visitará los barrios, asegura su jefe de campaña. "Pero más adelante. Ahora no es lo más importante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de marzo de 2011