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POP | LA SEMANA POR DELANTE

La herencia Winehouse

Dicen que el fenómeno Amy Winehouse es irrepetible, pero lo que está claro es que no va a ser por no intentarlo. Desde que la inglesa pusiera de moda otra vez el soul, las multinacionales del disco han intentado buscarle suplente. Asa, Duffy... El problema es que al principio todas son muy manejables y se dejan hacer, pero pasado un tiempo se vuelven rebeldes y se empeñan en cantar cualquier otra cosa que no sea soul. Y claro, lo más probable es que no funcione comercialmente y además no las ficharon para que fueran personales. Adele, por ejemplo, era una chica gordita y no muy agraciada, pero tenía una potente voz y en su debut, 19, era una Winehouse sin aristas. Funcionó bien y la chica ha medido su siguiente paso cuidadosamente. 21 es un disco que se aleja del estilo que la hizo famosa, pero con red. Las composiciones siguen teniendo esencia negroide y son los productores (seis nada menos, y de primera categoría, liderados por el rey: Rick Rubin) los que se encargan de ir soltando amarras sin que se note demasiado.

El resultado general es deslavazado y blandengue, pero comercialmente ha ido como un cañón. Numero uno en Reino Unido y alrededores. Eso incluye España. El concierto del sábado en La Riviera estaba planeado para la sala Heineken, y se ha cambiado por la demanda de entradas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de marzo de 2011