No fui muy partidario de reabrir el tema de la memoria histórica porque viví la posguerra y conozco muy bien a la derecha ultra en toda su extensión y sabía que habría problemas de convivencia. Y los hubo.
La prueba está en que el juez Baltasar Garzón ha sido expulsado de su país por querer abrir las zanjas que siempre estuvieron cerradas. Pero una vez que se abrió el proceso y que nadie pretendía otra cosa que enterrar adecuadamente a sus muertos, creo que la actuación del juez denunciando al tribunal español que lo ha sentenciado es valiente y positiva, y animo al juez Garzón a seguir adelante en el proceso abierto.
Supongo que Estrasburgo le dará la razón porque sus jueces no están mediatizados por la política española y no comprenderán los odios de aquella batalla que aún perdura en el sentimiento de algunos y que tantos años nos atrasó. Por ello, sentiría gran satisfacción de ver de nuevo a Garzón en España. Lo importante en esta vida es la dignidad acompañada por algo de ética. Palabras que están fuera del diccionario de mucha gente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de marzo de 2011