Carteles de una enfermera con minifalda, exuberante y provocadora, en un centro de la Universidad, anunciaban una fiesta para estudiantes de enfermería en un establecimiento zaragozano. La profesión de enfermería ha sido durante mucho tiempo representada así en postales, chistes y buscadores de Internet. Pero, ¿cuánto tiempo necesita la sociedad para reconocer la dignidad, cualificación y buen hacer de esta profesión? ¿Para cuándo desterrar los estereotipos machistas, sexistas y discriminatorios?
Otra cuestión es por qué se sigue representando así a la enfermería, o más bien a las enfermeras. Este fenómeno tiene una honda raíz en los estereotipos y roles tradicionales que se han asignado a las mujeres y que las relega a un mero objeto de deseo sexual de los hombres. Se está dando un fenómeno peligroso y perverso socialmente, que consiste en hacernos creer que ya se ha conseguido la igualdad y que ya no tenemos que preocuparnos por ella.
A menudo presenciamos alarmadas en las aulas universitarias, un vacío de conciencia crítica y sensibilidad ante imágenes, representaciones y actuaciones que son discriminatorias para las mujeres. No debemos dejar de reflexionar y cuestionar estas situaciones de desigualdad, analizar sus causas y actuar para transformarlas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de marzo de 2011