Quiero expresar mi agradecimiento a todos los diputados que han intentado cambiar la ley para que la responsabilidad por el impago de la hipoteca se acabe cuando el banco se queda con el inmueble, como ocurre en otros países. Precisamente un crédito es hipotecario porque se da como garantía la vivienda que se adquiere con él y no debería constituir una deuda perpetua su impago.
En esta crisis inmobiliaria van a ser los más perjudicados las personas que necesitaban una vivienda para habitar y aquellos pequeños especuladores que compraron un inmueble para revenderlo, culpables en parte de la situación, pero los principales culpables, los grandes especuladores, con los bancos a la cabeza, que sobrevaloraron las viviendas para conceder créditos sin garantía suficiente y aumentar su negocio y beneficios, van a salir casi incólumes (gracias al rescate pagado con los impuestos de todos) porque pueden perseguir de por vida al deudor; justo sería que pagaran su parte de la culpa.
La protección del propio sistema hace inadecuada, desde el punto de vista capitalista, la ley tal como está, y desde el punto de vista humanista o socialista, ya no digo nada. Sin embargo, la reforma no ha tenido éxito y no podremos castigar ni premiar a los diputados con nuestro voto porque el sistema de listas cerradas hace imposible la discriminación y el apoyo a aquellos que realmente se preocupan de los problemas de los ciudadanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de marzo de 2011