La señora Cospedal dice contar con 120 medidas para reducir el gasto público. Por si acaso, la que propongo no se halla entre las que tiene; se la ofrezco sin esperar nada a cambio.
Se trata de invitar a todos los parlamentarios a que acudan al Congreso en tren y metro, tal como hacen habitualmente y desde siempre sus colegas ingleses. No sé si es porque el impresionante edificio del Parlamento está junto al Támesis y debe de ser difícil construir aparcamientos debajo o porque aquellas señorías son conscientes, a fuer de británicos, de la realidad contundente de que no se debe despilfarrar un dinero que no es suyo, pero ellos no utilizan coche oficial.
En realidad, esta forma de trasladarse, en la mayoría de países europeos, se reserva para las solemnidades, no para ir a trabajar. Sería un éxito conseguir que utilizaran el transporte público, uno de cuyos efectos colaterales es que podrían comprobar su correcto funcionamiento.
Ánimo, señorías, que no pasa nada en el metro, no es frecuente que ocurra alguna incidencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de abril de 2011