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CARTAS AL DIRECTOR

Cuba

Somos un matrimonio de médicos cubanos, Antonio y Leonela, que crecimos en un país que se vanagloria de luchar por el bienestar de la gente y sobre todo de los niños. Nunca imaginamos que el castigo que recibiríamos por tomar la determinación de emigrar a Estados Unidos a finales de 2007 en busca de un mejor futuro para nosotros y nuestro hijo fuera que el niño quedara retenido o, mejor dicho, secuestrado durante casi cuatro años en contra de su voluntad y el derecho legítimo de estar con sus padres. Él está en Cuba, al cuidado de sus abuelos maternos, aunque recibió inmediatamente una visa humanitaria para la reunificación familiar a principios de 2008. Pero el Gobierno cubano se niega a dar el permiso de salida o carta blanca por el simple hecho de considerarnos a nosotros médicos desertores, como le reiteran a nuestro hijo y a la familia cuando acuden a las oficinas de emigración en la ciudad de Las Tunas.

¡Qué pena que en Cuba no haya un sistema de justicia independiente! Que pase como con el niño Elián Gonzales, que por una orden judicial fue sacado a la fuerza de Estados Unidos y devuelto a su padre en Cuba. El régimen cubano no ha construido la sociedad justa que ellos pretenden mostrar al mundo. Nuestro pueblo está bajo la tortura psicológica más grande vista en la historia por un régimen comunista de casi 50 años, en el que por disentir y exigir derechos humanos universales las personas son castigadas a condenas severas, como el colega Óscar Elías Bicet, y como Orlando Zapata Tamayo, que dio hasta su vida en esa lucha. Solo nos queda dar a conocer al mundo estas injusticias.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de abril de 2011