Las relaciones entre España y Portugal son muy estrechas en todos los ámbitos dado que somos vecinos; sin embargo, el desconocimiento entre poblaciones, al menos del lado español, es enorme; ni historia (ni cuando fuimos uno), ni economía (solo ahora que está al borde de la quiebra y Europa entera habla de ello), ni lengua. Solo deportes, solo fútbol, solo Cristiano Ronaldo.
Ahora la situación no ha cambiado demasiado en cuanto al conocimiento mutuo; no obstante, estamos más unidos que nunca. España miró durante años a Portugal como el hermano pobre bajo la falsa percepción de nuestra propia riqueza. Ahora que ambos hemos recibido una dosis de dura realidad sería el momento de acercar posiciones, de apoyarnos mutuamente, de intentar ser uno.
Para eso primero sería necesario que nos conociésemos y en ambos lados, pero hay demasiado orgullo para dar el primer paso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de abril de 2011