Está claro, es todo un circo y un negocio. Es injusto ese derroche de dinero en comicios electorales para luego no cumplir lo prometido. Debería haber una ley electoral que penalice las promesas incumplidas por los políticos elegidos.
Lo que la gente quiere es menos cháchara y más eficiencia, diligencia y honestidad en nuestros políticos y que la justicia sea justa e igual para todos. Y todo lo demás vendría rodado, pues nuestro país es rico y hay para todos. Lo que pasa es que hay mucho pícaro y somos permisivos y eso deberíamos cambiarlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de abril de 2011