"Gran actor, activo luchador político y buenísima persona". Muchos estarán de acuerdo con la descripción de Alfred Lucchetti (Barcelona, 1934) que hizo ayer al conocer por este diario la noticia de su muerte la popular actriz catalana Montse Guallart. Para ella, Lucchetti, que falleció en Barcelona a los 77 años a causa del deterioro provocado por la severa diabetes que sufría, fue un verdadero padre teatral. "Era de una generosidad extraordinaria y la gente lo quería muchísimo". Guallart y Lucchetti acabaron convirtiéndose con los años en dos de los rostros más populares de la televisión catalana por su participación en diferentes teleseries. Lucchetti concretamente fue el inolvidable Andreu de Poblenou y el no menos popular Sebastià de Nissaga de Poder. En el resto de España se le conoce a Lucchetti bien por los numerosos papeles que representó en el cine como secundario.
Alfred Lucchetti, que también trabajó de director, era uno de esos actores imprescindibles sin los que ninguna tradición puede sustentarse. Siempre al pie del cañón, defendiendo sus papeles con amor y veteranía, y siempre dispuesto a transmitir sus conocimientos y su afecto a la profesión a las nuevas generaciones. De 1988 a 1995 fue director de la Asociación de actores y directores profesionales de Cataluña. Su trayectoria teatral y cinematográfica es muy extensa a pesar de que comenzó a dedicarse profesionalmente ya maduro, a los 39 años, cuando lo despidieron de la empresa química en la que trabajaba. Hermano del también actor Francesc Lucchetti y del político Antoni Lucchetti, Alfred, poseedor de la Creu de Sant Jordi, estuvo siempre comprometido con la lucha social y militó en el PSUC. Obtuvo en 2001 un premio Max de teatro al mejor actor de reparto por El verdugo, y en 1994 el Premio Honorífico de Cine de la Generalitat.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de abril de 2011