Fadesa y Martinsa fueron dos de los ejemplos más bulliciosos del boom inmobiliario. Cada cual a su manera, sus responsables hicieron un imperio y ellos se convirtieron en protagonistas de la nueva élite empresarial. Luego uno, Fernando Martín, quiso crecer, y el otro, Manuel Jove, prefirió dedicarse a otros menesteres. Así que hubo pacto consentido y Jove, con los 4.045 millones que recibió y lo que ya tenía, entró como accionista de referencia en el BBVA y se dedicó a la fundación que había creado con el nombre de su hija desaparecida.
Llegó la crisis. Martinsa Fadesa suspendió pagos por 7.000 millones (el mayor concurso de acreedores de España) y, con el tiempo, llegaron las acusaciones que han abierto una de esas batallas que marcan de vez en cuando el pulso mercantil.
Las derivaciones son indeterminadas y amenazan con formar un cruce de demandas encadenadas. De momento, han provocado que el careo previsto para esta semana por la venta de unos terrenos en México se retrase 60 días. Los equipos de Gómez Acebo y Pombo, por Martín, y de Clifford Chance y Hermosilla, por Jove, trabajan a destajo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de abril de 2011