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CARTAS AL DIRECTOR

Tenemos razón

L'Ametlla de Mar, Tarragona

Recuerdo aquellos tiempos oscuros de la dictadura donde un pueblo que según ellos no sabía nada ni entendía nada de energía nuclear, se opuso rotundamente a la instalación de dos reactores nucleares en su término municipal.

Eran seguras. Eran necesarias. Eran imprescindibles. Producían la energía más barata. Nosotros no entendíamos nada, éramos un pueblo de pobres pescadores. Pero el tiempo nos dio la razón. Harrisburg. El accidente ocurría en Estados Unidos, muy lejos. Chernóbil. Nos dio la razón pero esto ocurría en un país poco preparado y los reactores no eran seguros. Vandellòs I. Nos dio la razón y de un incidente se pasó a cerrar un reactor. Siempre hemos tenido razón. Ahora es el terremoto, es el tsunami... Siempre encontrarán una justificación para seguir por el camino de la energía nuclear.

Pero nosotros sabemos que tenemos razón. No hay seguridad cuando ocurre un accidente nuclear. Los costes sobre el entorno más inmediato, la naturaleza y las personas son incalculables. Como lo son también en el tiempo y en el espacio. Nadie controla nada.

Nosotros siempre hemos sabido que tenemos razón. No queremos centrales nucleares. No queremos planes de seguridad. No queremos dinero. No queremos planes de evacuación. No queremos estudiosos que no saben nada cuando ocurre algo. Queremos el cierre definitivo de las centrales nucleares. Eso es lo que queremos. Desde siempre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de abril de 2011