El torpe artículo de Salvador Sostres tratando de "comprender" el asesinato de una mujer, en un caso de violencia de género, demuestra hasta qué extremos se está llegando por determinados personajes, que emplean unos argumentos injustificables, saliéndose luego por la tangente, si es que reciben alguna crítica, de la libertad de expresión o de la excusa manida, como ha ocurrido con el exportavoz del Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, que llamó repetidas veces "nazi" al doctor Montes. En el caso del citado señor Sostres, existen antecedentes que hacen sospechar que lo suyo no es algo puntual, ya que es reincidente en comentarios desafortunados.
Algunas de las numerosas tertulias de contenido político, y determinados periodistas, emplean muy frecuentemente el insulto y las palabras ofensivas cuando no directamente la calumnia. Convendría una reflexión general sobre lo que se está haciendo, porque los ejemplos que recibe la ciudadanía en este sentido, no conducen a nada bueno. Y, en cuanto a algunos políticos, que se apliquen también el cuento, porque todavía no han aprendido que se puede discrepar y criticar con educación, sin dar el deplorable espectáculo que ofrecen a diario, convirtiendo la política en una viscosa salsa amarilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de abril de 2011