Asisto incrédulo ante la penúltima escena de ese esperpento en el que se ha convertido la trama Gürtel. Por fin alguien se va a sentar en el banquillo, pero ese alguien va a ser nada más ni nada menos que el propio juez que se encargó de instruir el caso, Baltasar Garzón.
Alguien podría encontrar una gran similitud entre este último año del magistrado y las tragedias griegas, donde los humanos se veían abocados a una concatenación de desdichas a causa de sus propias virtudes. Probablemente.
Pero lo que es innegable es que el origen está en Gürtel. Como aseguraba Garzón, es entonces cuando los tres casos distintos por los cuales es imputado se suceden con una celeridad sorprendente. ¿Casualidad? El caso Gürtel fue el catalizador, y alguien ha sido el causante de potenciar estos sucesos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de abril de 2011