El Getafe descubrió la victoria 11 jornadas después y aplazó sus angustias. La puesta en escena de los de Míchel tuvo aires de desquite. Los azulones, tensos por la necesidad, se sacudieron sus miedos y, sin renunciar a su idea de juego combinativo, defensa adelantada y posesiones masticadas, acogotaron a un Sevilla más preocupado por la contención que por desplegar alguna propuesta ofensiva.
Manzano se parapetó de inicio con una defensa de tres centrales y el infatigable despliegue de Medel para poner freno al vértigo ofensivo de la pizarra de Míchel, con Parejo, Sardinero, Colunga y Miku.
Ambos equipos se presentaban sin alas. Manu, Pedro Ríos y Gavilán eran bajas en los locales. Navas y Perotti, en los visitantes. Perdido el vuelo por los extremos, el debate se trasladó al centro del campo. En ese territorio, el Sevilla apostó por el trazo grueso, el músculo y la fricción. En la escaramuza perdió efervescencia el plan de los de Míchel. De espíritu quebradizo, el cuadro azulón interpretó el paso de los minutos con la angustia de una cuenta atrás y precipitó su propuesta ante un rival que aún mantiene una fina capa del barniz competitivo que le encumbró no hace mucho y le sostiene en las tardes grises.
GETAFE 1 - SEVILLA 0
Getafe: Ustari; Miguel Torres (Borja, m. 74), Cata Díaz, Marcano, Mané; Casquero, Víctor Sánchez; Adrián Sardinero, Parejo, Colunga (Arizmendi, m. 62); y Miku. No utilizados: Codina; Pintos, Mosquera y Escasi.
Sevilla: Javi Varas; Cáceres, Fazio, Alexis, Fernando Navarro, Dabo (Alfaro, m. 75); Medel, Rakitic, Renato (Capel, m. 75); Rodri (Luis Alberto, m. 63) y Negredo. No utilizados: Palop; Sergio Sánchez, Alexis y Koné.
Gol: 1-0. M. 76. Miku.
Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes. Amonestó a Medel, Rodri, Fazio, Parejo, Mané, Víctor Sánchez y Fernando Navarro.
Unos 11.000 espectadores en el Coliséum Alfonso Pérez.
Solo el Getafe quería. El Sevilla, huérfano sin Navas ni Kanouté, proponía un armisticio hasta que un disparo de Renato tocó a rebato. Pero entonces el genio de Parejo y el desatino de Fazio aplazaron la agonía del Getafe. Un balón picado por el centrocampista encontró la complicidad del espigado central, que no acertó a despejar el balón y lo dejó a los pies de Miku, que fusiló con rabia y potencia a Varas.
La celebración escenificó la liberación de un equipo atenazado que 11 jornadas después retomaba las sensaciones del triunfo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de abril de 2011