Sonrojo me produce la desfachatez judicial que en España, por un lado, pospone juicios de políticos, juicios cuyas conclusiones son imprescindibles a la hora de que el electorado sepa a quien vota en las próximas elecciones, y por otro acelera el juicio al único juez del Estado español que ha aplicado una justicia verdaderamente humanitaria dentro y fuera de nuestras fronteras. Estos hechos pervierten el ejercicio de la democracia y conculcan el primer derecho ciudadano, el derecho a la justicia, por desgracia ya muy vapuleado en nuestro país. Su torcimiento lleva a la berlusconización de la sociedad española, a la utilización de las leyes en el beneficio o la impunidad de unos pocos. ¿No hay jueces que se opongan a estos desmanes? ¿No hay políticos, cualquiera que sea su adscripción, que se avergüencen de ser ninguneados por el tercer poder.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de abril de 2011