"Es el fútbol, mucha locura. Suerte que no es todos los días". Iván, taxista que ayer rodó horas y horas por una Valencia teñida de blanco y blaugrana, sorteó como pudo los 50.000 aficionados del FC Barcelona y del Real Madrid que desembarcaron por carretera, tren y avión en la ciudad, sede de la final de la Copa del Rey. Deambulaban por las calles, llenaban cafeterías y bares para contento de los hosteleros de la capital y también supermercados.
Mientras las dos hinchadas calentaban motores -la cordialidad y el buen rollo fue el tono general en las horas previas al encuentro-, los valencianos se apresuraban a hacer las maletas y coger las principales salidas rumbo a sus vacaciones de Semana Santa y Pascua. El tráfico de la ciudad acusó el trasiego de coches y a primera hora de la tarde andaban sobrecargadas la V-21, en la zona norte de la capital, y la avenida del Cid, puerta de entrada del madridismo venido por la A-3. La sangre no llegó al río y el Centro de Tráfico no se vio obligado a habilitar los desvíos previstos en caso de grandes retenciones y atascos. El tren se ha convertido en esta final en un medio a tener en cuenta. Un 25% de los aficionados, según cálculos de Renfe, llegaron ayer de las dos capitales españolas por AVE o Euromed. El ente público Adif obsequió a los recién llegados con botellitas de agua de las fuentes de Canaletas y de Cibeles, lugares donde las dos aficiones festejan sus victorias. Eso sí, en el manual de uso advertían de que no era apta para el consumo e invitaban a los ganadores de la final a celebrarlo echándosela por encima.
Adif regaló agua de Canaletas y Cibeles para festejar la victoria El encuentro coincidió con la operación salida de vacaciones
A mediodía, el fair play entre aficiones era la tónica general de la jornada. Aficionados culés y merengues se hicieron fotos juntos a petición de turistas ingleses que quisieron inmortalizar la escena. Se repartieron por toda la ciudad, pero sobre todo se vieron en el centro de la capital y en las dos zonas habilitadas por la organización para las dos hinchadas. Las carpas del Barça estaban en el distrito universitario, cerca de Tarongers, y la del Real Madrid, en los Jardines del Turia.
"A ver si les dais una paliza, hombre", dijo un vecino de Valencia a dos aficionados madridistas que se cruzó por la calle. Ocho seguidores del Real Madrid que se comieron un "arrocito" en una taberna vasca presumían de victoria. Llegaron en el AVE y sus planes eran sencillos: "Copas, visita a la carpa del Real Madrid, copas, partido y más copas hasta las 6.40 horas que sale nuestro AVE", comentó uno de ellos. Entre la afición culé, el optimismo era grande. "5-0, para no perder la costumbre", bromeó uno de ellos, recordando uno de los partidos de liga.
El buen ambiente no evitó la existencia de algunos incidentes. Cuatro hinchas fueron detenidos y la Cruz Roja atendió poco antes del partido a una decena de aficionados, heridos leves en las inmediaciones del Mestalla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de abril de 2011