Las ballenas siempre han despertado dos sentimientos contrapuestos: miedo y fascinación. Así arranca la exposición que el Museo Naval de San Sebastián dedica a la relación del País Vasco y sus gentes con la caza de cetáceos. Muchos arrantzales tuvieron esta actividad como medio de vida y, sin embargo, resulta en gran parte desconocida, como apuntaron los responsables de Cazadores de ballenas. Es la primera muestra en Euskadi que aborda esta temática.
Cazadores de ballenas ha reunido multitud de documentos, cuadros, restos, instrumentos y recreaciones de balleneros, entre otras piezas, para relatar una relación que arranca en el siglo XV y desaparece en el XX.
Cada una de las piezas expuestas -parte pertenecen a los fondos del propio Museo Naval y el resto a instituciones vascas o a museos de Santander, Pontevedra o Canadá-, encierran fragmentos de muchas historias, como relató el comisario de la exposición, José María Unsain, mientras la recorría.
Una vitrina, por ejemplo, guarda dos fragmentos de barbas de ballena. "Uno de los elementos [del cetáceo] que más se revalorizan en el siglo XVI. Es un material muy flexible y resitente que permitía muchos usos, de los corsés de las mujeres a las venencias que se usaban en Andalucía para servir el fino", explicó el comisario.
Muchos de los elementos que se presentan, sobre todo documentos, se exhíben al público por primera vez. "Aquí, la ciudad de San Sebastián denuncia en las Juntas de Guipúzcoa que varios marineros vascos estaban enseñando la caza de la ballena a holandeses, un deshonor para la provincia", apuntó Usain ante un documento del siglo XVII.
La muestra se podrá visitar en el museo donostiarra hasta finales de abril de 2012.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de abril de 2011