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Crítica:

Los Anticuarios

Narrativa. El argentino Pablo De Santis (Buenos Aires, 1963) le da una elegante vuelta de tuerca al vampirismo: un alfiler de oro, unas gotas de sangre; le da otra a la inmortalidad, acaso aspiración y si no maldición, y una fina ironía: después del primer siglo, uno ya madura, admite un anticuario, seres de la noche, atrincherados tras torres de babel de libros antiguos, laberintos de papel, anaqueles de librerías imposibles, libros secretos, inflamables, libros que hieren, matan, libros -uno al menos- que aguardan a un único poseedor, ese libro inalcanzable, ese Ars Amandi, que puede permitirle -de conseguirlo- a su propietario hacerse con el amor imposible, conservar cerca de él a la mujer amada, la de los sueños que no se deshacen al contacto con la realidad, que es polvo, fuego, destrucción. Transitan los personajes de De Santis por entre el laberinto de papel -borgiano, ese género literario argentino-, pero también tienen algo -una atmósfera- de los relatos de Bioy Casares, esos conjurados de la noche, esos anticuarios, seres maravillosos y enigmáticos agarrados a la vida, enfermizamente, a través de mil objetos, polvorientos y vividos, a esa chamarilería de cosas inútiles que son pasado, pero también memoria, vida de otros, seres todos ellos peligrosos, a extinguir en un tiempo como éste -por más que la novela se sitúe en un Buenos Aires gótico si no peronista de principios de los cincuenta- en el que la vida, la memoria -si es que ésta tiene un valor, si es digna de ser conservada- cabe perfectamente en un portátil, en la Red. Y todo ello contado de forma magistral a través de un pobre diablo, en los inicios del relato, que arregla máquinas de escribir e irá ascendiendo peldaños en la historia, redactor de crucigramas y de temas esotéricos en un periódico, colaborador de un extraño Ministerio de lo Oculto, librero hasta llegar a ser... Lean la novela.

Los Anticuarios

Pablo De Santis

Destino. Barcelona, 2011

270 páginas. 17,50 euros

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de abril de 2011

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