En fechas marcadas por la Semana Santa, nada mejor que un acercamiento al evangelio, especialmente recomendado para agnósticos y ateos. La propuesta está en el teatro Infanta Isabel, donde Rafael Álvarez, actor popularmente conocido como El Brujo, ofrece un delicioso espectáculo, El Evangelio de San Juan, en el que desarrolla y exhibe toda su sabiduría escénica e interpretativa. El montaje cierra una trilogía, junto con San Francisco, juglar de Dios y El ingenioso caballero de la palabra, basada en antiguas técnicas de transmisión y narración oral, donde el humor está especialmente presente y la temática pertenece al imaginario colectivo.
Con dirección, versión, escenografía e interpretación de El Brujo, el espectáculo no está exento de una fuerte carga poética, que muchas veces viene dada por la ternura y simbolismo de algunas de sus situaciones.
Un montaje que pone de manifiesto el gran poder comunicativo de este actor, que al igual que centenares de filósofos, poetas, artistas, músicos y hasta científicos, se ha dejado abducir por el Evangelio de San Juan, al que Newton dedicó los últimos años de su vejez y al que El Brujo, encima del escenario, ha convertido en una divertida y conmovedora ceremonia mágica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de abril de 2011